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8 de Octubre de 2020 | 08:58
Pastelerías

Disfrutando de los dulces de las fábricas de pastelería

Muchos de nosotros recordamos nuestra infancia con cariño, pero especialmente durante la época navideña. Porque los ojos de un niño lo ven todo mágico, y no hay nada que lo sea más que una época tan luminosa, colorida, llena de pasteles y de dulces deliciosos. Para los más pequeños de la casa, disfrutar de los roscones de Reyes, elaborados con mimo por las fábricas de pastelería cada víspera del seis de enero, cuando esperan a los Reyes Magos con ilusión, o durante ese día, una vez han visto todo lo que les han traído, no hay nada más excepcional. Sin duda se queda una huella impresa en ellos, es decir, en nosotros, cuando nos convertimos en adultos, pues es fácil que sobrevenga la nostalgia.

 

Puede que, como personas mayores, no estemos tan dispuestas a atiborrarnos de dulces o de tartas cuando crecemos. Debemos cuidar la línea, el colesterol, la salud. Sin embargo, no tenemos por qué renunciar a estas delicias para el paladar de una manera rotunda, sino más bien limitar su consumo a días especiales. Los mencionados, los navideños, son sin duda los más adecuados, ya que las cenas de Nochebuena y en general la enorme cantidad de dulces que se comercializan, o que podemos encontrar en todas partes procedentes de una fábrica de pastelería, nos complican evadir la tentación. Si además hay niños en casa, después de lo dicho sabemos que será más complicado.

 

Degustar una galleta navideña de chocolate o una porción de tarta de zanahoria y nueces ciertos días señalados de la Navidad es, pues, una excelente idea. Podemos mejorarla todavía más no solo haciéndolo en compañía de nuestros seres queridos, sino también acudiendo a una pastelería. Solo en la capital es muy difícil no tropezarse con una pastelería industrial de Madrid al girar una esquina, con su apetecible y decorado escaparate que nos promete un buen día, dulce y azucarado.

 

Y lo bueno de las pastelerías es que podemos tanto tomarnos un refrigerio o merendar en ellas, como llevarnos algo para disfrutarlo luego, o para dejarlo como riquísimo postre de la comida de Navidad. En definitiva, los pasteles y la Navidad cuajan bien.