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15 de Septiembre de 2020 | 13:44
Turismo

Menorca y sus estupendas villas

Visitar Menorca siempre es una buena idea, no importa la estación del año en la que lo hagamos o las condiciones de nuestro viaje. Porque Menorca es una isla tan variada, tan colorida y tan espectacular que ofrece itinerarios para todos los gustos. ¿Eres de sol y playa? Puedes dedicarte a visitar las calas más turísticas o las playas más vírgenes de la isla. ¿Te apasionan los pueblos pesqueros? En Menorca no faltan. ¿Quieres una visita más urbana? Las ciudades de Mahón y Ciutadella te seducirán. O tal vez quieras aprender un poco de cultura e historia antigua visitando los monumentos prehistóricos que alfombran la isla.

En cualquiera de esos casos, sin embargo, puede y debería haber un denominador común: el alquiler de villas en Menorca. Por muchas ganas que tengas de exprimir al máximo tu visita a la isla, en ocasiones necesitarás descansar, y para ello necesitas un buen alojamiento. Los hoteles y los apartamentos están bien, pero si visitas Menorca deberías acudir siempre a las casas menorquinas, el tipo de alojamiento que destaca en la isla dado que aúna todo el lujo y el confort de un alquiler turístico, con el agradable costumbrismo tradicional de la blanca arquitectura de Menorca.

Alojarte en cualquiera de las casas de Menorca que además puedes reservar fácilmente es, por lo tanto, una acción casi obligatoria y que acabarás agradeciendo, sobre todo cuando te toque descansar tras una larga jornada de excursiones, o en general pasar un rato íntimo con tus seres queridos en el salón, tomando algo en la terraza o dándote un baño en una piscina que solo es para ti y para los tuyos. Con el alquiler de casas de Menorca encontramos, pues, una opción de nivel que supone el complemento ideal a una visita ya de por sí sobrecogedora.

Menorca es una de las islas más bonitas del archipiélago balear, en definitiva, y el tipo de alojamiento escogido siempre le hará justicia. Te darás cuenta enseguida de que si conoces la isla quedándote a dormir en una villa menorquina, lamentarás que el viaje se termine y solo querrás repetir.