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10 de Marzo de 2022 | 13:49
Alquiler de vehículos

Coches con conductor para recibir a nuestros clientes

Viajar en avión a provincias o ciudades que nunca antes hemos visto puede ser muy emocionante. Sin embargo, en algunas circunstancias, por ejemplo aquellas que no tienen que ver con las vacaciones, sino con obligaciones laborales, encontrarnos de súbito en un entorno desconocido, puede generarnos estrés y mucha ansiedad. A menos, claro, que las personas responsables de nuestro viaje, nuestros clientes o los colegas empresarios con los que pretendamos reunirnos, se revelen como excelentes anfitriones y decidan recurrir al alquiler de vehículos con conductor para darnos una bienvenida reconfortante y segura.

 

Si somos nosotros quienes nos encontramos en la posición del anfitrión y no se nos había ocurrido esta posibilidad, conviene que sepamos hasta cierto punto por qué esta alternativa es la mejor a la que podemos recurrir para agasajar a nuestros invitados laborales como se merecen. Para empezar, hay que poner en el centro de nuestra vida personal y profesional la pandemia de la COVID-19 y, por qué no decirlo, la situación internacional actual, caracterizada en este caso por guerras y otras situaciones indeseables. Dicho de otro modo, a nadie le apetece viajar; pero si debemos hacerlo por trabajo, no dudaremos.

 

Sin embargo, que nos espere un excelente servicio de alquiler de coches con conductor en cuanto aterrizamos en un aeropuerto que no nos resulta familiar, y una persona agradable nos conduce directamente al lugar al que necesitamos llegar, es ya un motivo de reducción de todo ese sentimiento de tensión y de incertidumbre con el que viajamos ahora, sobre todo bajo la influencia de la crisis sanitaria y obligados a llevar a cabo todos los protocolos de prevención de los aeropuertos. Empezando por un viaje, tal vez de varias horas, sin quitarnos la mascarilla.

 

Volviendo, por tanto, al punto de vista de la persona cuya responsabilidad es alquilar vehículos con conductor, el gasto resulta necesario. No solo por una cuestión de reputación empresarial, sino por simple calidad humana. Debemos pensar que, si estuviéramos en el complicado lugar de nuestro colega o cliente, querríamos que hicieran por nosotros exactamente lo mismo. Es, para concluir, una mera cuestión de ética.