Las placas solares en Madrid y el futuro medioambiental

¿Es posible que en ciudades muy grandes con una red eléctrica masiva que da servicio a numerosas empresas e incontables personas, como la capital española, podamos seguir indefinidamente con el abuso energético de la electricidad y los combustibles fósiles, como hemos hecho hasta ahora? La polución de la ciudad mencionada y, por extensión, el contexto global en el que se sitúa, caracterizado por una emergencia global que empezó mucho antes de la crisis de la pandemia pero que, sin embargo, no recibe tantos titulares diarios en los principales medios, debería darnos la respuesta que necesitamos. Vayamos al grano: Madrid necesita abrazar urgentemente las energías renovables; es decir, y siendo todavía más específicos, hace falta ya una red eficiente y sostenible de energía solar en Madrid.

No es como las alternativas respetuosas con el medio ambiente en materia energética no existan ya desde hace mucho en la ciudad. Existen, pero, a capricho de magnates, poderosos y políticos de partidos que no vamos a mencionar, han afrontado impuestos y trabas económicas o físicas de toda índole que las energías contaminantes, sin embargo, no tienen que asumir. ¿Tal vez se deba a que hay beneficios e intereses fiscales en juego? No vamos a responder a eso. Lo que sí vamos a señalar es que el «chollo» durará más bien poco si nos seguimos cargando el planeta, de modo que la instalación de placas solares en Madrid es actualmente no una elección en función de los intereses de nuestros bolsillos, como algunos se empeñan en creer, sino una necesidad de vida si realmente aspiramos a tener futuro.

Dicho de una forma un tanto más apocalíptica, Madrid está al límite, y sigue la peligrosa senda de otras grandes capitales y ciudades del planeta por mucho que no llegue a los peligrosos niveles de otras tantas. No podemos condenar a los paneles solares de Madrid a convertirse en una energía secundaria y de nicho, porque, a no tan largo plazo como pensamos, la energía solar puede salvarnos la vida. Esto se debe, ya para concluir, a que la energía solar y sus enormes beneficios medioambientales salvarán el propio planeta en sí mismo.