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6 de Abril de 2022 | 12:17
Inmuebles

Máximo confort en las villas de Menorca

Cuando volvemos a casa después de una larga jornada de trabajo o estudio, lo único que queremos es descansar. EN todos los sentidos. Necesitamos sentirnos a salvo, ya sea de la pandemia, de la rutina o de las noticias nacionales o internacionales sobre guerras y crisis económicas que leemos día sí o día también. A veces, sin embargo, hemos acabado acumulando tantísima ansiedad, que ni tirarnos en la cama o en el sofá de casa nos basta. Entonces, empezamos a pensar en la posibilidad de descansar en el sofá o la cama de otro sitio. Tal vez, una habitación de hotel o apartamento en un lugar precioso y relajante. Pero hay algo mejor que eso y está, geográficamente, bien situado: el alquiler de casas en Menorca.

 

La isla mediterránea es uno de esos lugares preciosos y relajantes que acabamos de mencionar. Ya seamos adictos a playas de arena blanca y mar turquesa, algo ideal ahora que poco a poco se va acercando el calor, o a la historia y la cultura, o a los paseos urbanos o costumbristas en ciudades animadas o pueblos pesqueros, Menorca tiene justo lo que necesitamos si lo que buscamos es liberarnos de toda la tensión acumulada por el día a día. Pero, como también hemos señalado, no basta con un hotel o, en general, un complejo vacacional común y corriente. Si realmente buscamos una experiencia única e irrepetible, lo mejor que podemos hacer por nosotros y nosotras es alquilar una de las fantásticas villas de Menorca.

 

Estas villas son, en pocas palabras, un hogar, y cuando necesitamos una zona de confort, no deberíamos buscar nada más allá de eso. No obstante, cuando nos pongamos a buscar casas en Menorca constataremos que, de hecho, es mucho más. Efectivamente, nos sentiremos como en casa, en un ambiente privado, silencioso y reconfortante; pero también disfrutaremos con la piscina incluida, con las amplias extensiones de césped en el que tirarse, con las terrazas y las habitaciones interiores plenamente equipadas con todo lo necesario. Cuando volvamos a casa, a nuestra casa real, de alguna manera sentiremos que hemos dejado en Menorca, otro hogar.